Ha sido genial poder estar estos días con mi familia. No se
esperaban mi llegada y, al verme, todos acabaron llorando, fue muy bonito.
He aprovechado al máximo para compartir estos días con mi
familia, ya no los veré más hasta junio. Me he divertido mucho jugando con mis
pequeños, Sultán, Chopi y Creamley.
El sol me ha sentado bastante bien, me ha recargado las
pilas.
Os cuento una anécdota respecto al sol: en vuelo de ida a España
la mayoría de los pasajeros éramos españoles. En un momento del vuelo el sol empezó
a entrar por las ventanas y todos exclamamos a la vez: ¡ooohhh!¡El sol! Nos
hizo mucha gracia que todos tuviésemos exactamente la misma reacción, a si que
empezamos a hablar unos con otros y coincidimos en los mismo, todos llevábamos
dos meses sin ver el sol.
Al bajar del avión estábamos como a unos 10 ó 12 ºC, hacía
mucho calor para mí. En Madrid, todo el mundo iba abrigado y los que llegábamos
de Finlandia con el abrigo en la mano. Se notó que veníamos del norte.
En este periodo de vacaciones he echado de menos la sauna y,
por supuesto, la nieve. Menos mal que a mi vuelta a Finlandia la nieve estaba
aquí esperándome acompañada de una temperatura de -15 ºC, realmente maravilloso.